La Termoterapia se puede aplicar de 2 maneras posibles, una de ellas es de forma superficial, que se recomienda para aquellas personas que buscan efectos analgésicos, antiinflamatorios o mejorar su circulación sanguínea.
Por otro lado, encontramos la Termoterapia profunda, que se suele aplicar en pacientes cuyos objetivos son disminuir la rigidez muscular o aliviar el dolor focalizado, en ocasiones también es utilizado para personas que han sido sometidas a una operación y desean acelerar el proceso de cicatrización.
Por último, esta técnica es muy efectiva a la hora de tratar a pacientes con problemas como artritis, mialgias, epitrocleitis, tendinopatías… entre otros.